Del gótico al neogótico. Viaje cronológico a propósito del mobiliario municipal de la primitiva Casa de la Ciutat de Valencia
Iborra Bernad, Federico
Dr. arquitecto. Profesor ayudante doctor, adscrito al departamento de Composición Arquitectónica de la Universitat Politècnica de València. Valencia, España.
feibber@cpa.upv.es

Etiquetas/Tags: Relación mueble – espacio, Iconografía, Relaciones estéticas, Documentación gráfica, Tipologías
El presente estudio pretende exponer la evolución a lo largo del tiempo del mobiliario de las dos salas más representativas de la antigua Casa de la Ciutat de Valencia, derribada entre 1854 y 1860. Es bastante conocido el grabado del siglo XVII publicado inicialmente por Teodoro Llorente que representa a los jurados reunidos en el estrado principal de la sala Daurada. Pero poca gente sabe que se conservan restos de ese mismo estrado y del mobiliario medieval de la sala del Consell.
La sala Daurada se comenzó a construir en 1418, aunque su decoración no se concluyó totalmente hasta 1448. Inicialmente debería haber sido un espacio protocolario de ostentación, pero debió asumir la función de lugar de reunión alternativo tras el incendio de 1423, que destruyó la sala del Consell, reconstruida también en los años posteriores. En ambos casos se tuvo que habilitar un estrado y sitiales para los representantes municipales.
El estrado de la sala Daurada lo conocemos por el grabado comentado anteriormente y por el dibujo original del mismo autor, aunque es ligeramente diferente. En él se representa la sala municipal en la década de 1690, con asientos de la época (en los bancos se ve la fecha de 1672), cancel de inspiración vignolesca y roleos barrocos. Sin embargo, el tapizado de la pared cuelga de una cornisa gótica tallada con cardinas y tracerías ciegas, que podría ser la pieza realizada en 1451 para esta sala. Abundantes fragmentos de este último elemento, que se daba por perdido como el resto, han sido localizados en el Museu de Belles Arts de València, siendo posible su reconstrucción.
Así mismo se conservan otros fragmentos de la misma época incorporados a una de las “rocas” (carros procesionales) del Corpus, construida en 1855 en conmemoración del IV centenario de la canonización de san Vicente Ferrer. Los fragmentos principales son una moldura de cornisa del mismo tipo de la ya comentada de la sala Daurada, pero decorada con centauros en lugar de cardinas. Igualmente se incorporaron al carro tres paneles con tracerías y uno liso, rematados todos ellos por una banda de cardinas con resaltes en los laterales. Guardan un cierto paralelismo con algunas sillerías de coro, pero tras un análisis más profundo pensamos que podría tratarse de una boiserie donde se alternarían paneles decorados y pequeños armarios recabados en el muro.
El mobiliario fue renovándose con el tiempo. Un pequeño grabado de José Vergara representa al consistorio borbónico en un estrado ligeramente diferente del siglo XVII, con cómodas bancadas tapizadas en sustitución de los rígidos sillones de madera y cuero. El estrado es más estrecho y el cancel representado es de forja, habiendo desaparecido la balaustrada vignolesca. La imagen parece encajar en la descripción decimonónica de José María Zacarés (1856), en la que se hace referencia al mobiliario del resto de la estancia y, entre otros elementos, a una mesa neogótica. En las colecciones municipales se conservan dos mesas isabelinas neogóticas, de las cuales una estuvo durante décadas en el despacho del alcalde, ya en el ayuntamiento actual. Acaso la segunda, de procedencia desconocida, la empleara este representante público en las reuniones de los plenos.
Todo lo comentado se complementa con la hipótesis de su configuración original en el siglo XV y el aspecto probable en el XVI, desarrollada por analogía con otras fuentes iconográficas. Con ello, a través de un recorrido de cuatro siglos, podemos conocer la evolución del mobiliario de la sala más representativa del Ayuntamiento de Valencia.